Saltando las Normas (Spanish Edition) by Lilith Duran

Saltando las Normas (Spanish Edition) by Lilith Duran

autor:Lilith Duran [Duran, Lilith]
La lengua: spa
Format: mobi
publicado: 2022-05-02T00:00:00+00:00


LOS LÍMITES DE LA CORDURA

La semana siguiente al incidente en el baño fue caótica en el trabajo y apenas tuve tiempo de pensar en ello. Pero me puse la meta que de ese fin de semana no podía pasar. Durante los días laborales apenas nos vimos, no obstante, el sábado pudimos estar un poco libres, esa tarde dentro de la casa, la tensión se palpaba, se respiraba y casi se veía.

—¿Tienes planeado salir con tus amigos? —le pregunté desde la puerta de su habitación.

—Un rato, pero no creo que este toda la noche por ahí. —verle en el ordenador me daba la idea de que tal vez viera sus fotos y eso, me encantaba.

—¡Vaya! ¿Vas a salir de fiesta? —toda mi idea se desmoronaba en una frase.

—Esa era la idea. Pero ¿qué pasa?

—No, nada, sin más… —supongo que hice bien tratando de dar un poco de lástima— Ya sabes, el tema de la alergia me ha tenido un poco mal. —¡qué mentira más gorda!— Me apetecía… no sé… cenar juntos o algo así, pasar el tiempo con mi hijo favorito.

—Me gustaría oír eso si hubieras tenido otro… —ambos reímos, nos sentimos forzados, escondiendo nuestros verdaderos rostros— ¿Quieres que me quede contigo?

—No, no, mi amor. Tú, sal. No te vas a quedar aquí con tu madre un fin de semana.

—Mamá, —se giró dejando de jugar al ordenador y me miró con seriedad— si quieres, me quedo.

—No sé… —su mirada me había puesto muy nerviosa, esos ojos tan idénticos a los míos parecieran que me leyeran la mente— Si tú quieres… me gustaría.

Cogió el móvil, escribiendo tan rápido como solo los adolescentes saben hacer. Supuse que sería un mensaje lo que mandaba y lo volvió a dejar a su lado en la mesa.

—Ya está… no salgo.

—Iván… —pensé muchas cosas, aunque el cosquilleo infernal que me recorría cada poro de mi piel no me permitía decir nada— eres muy bobo… te quiero.

—Y yo, mamá.

Hubo un silencio largo, al que se añadió una intensa mirada que decía más que cualquier palabra. Permanecí quieta en la puerta igual que él en la silla de ordenador, ambos mirándonos, sabiendo lo que iba a pasar.

—Eso sí, mi vida. ¿Puedes salir esta tarde? Así… preparo todo. —no tenía salidas si me preguntaba qué era lo que debía preparar. No preguntó.

—Claro.

No hubo más. Al de un rato salió vestido de su habitación, ni siquiera se despidió, los dos nos imaginamos que con toda posibilidad esa sería la última vez que hablaríamos únicamente como madre e hijo.



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